Cuando me siento ante la television para rellenar mis domesticas sobremesas, y traspasan la pantalla esa amalgama de personajes sórdidos, otros vulgares e intrascendentes y, los mas, incapaces de suscitar la mas mínima admiracion humana o intelectual, me preocupo.
Hablan de mil anécdotas intrascendentes, de sus intrancesdentes vidas, pasadas o presentes, propias y ajenas, la mayoría carentes del suficiente interés como para recordarlas diez minutos después; mas, según dicen los expertos en comunicacion, no es en eso en lo que radica su éxito, sino en la enorme capacidad de comunicacion, es decir en el lenguaje y puesta en escena y así el volumen de sus chillidos, su lenguaje verbal, osea sus cortes de mangas, puñetazos en la mesa o agresividad gestual.
También destaca el amplio ejercicio de su libertad de expresión, que les invita a tratar temas como la sexualidad mas explicita, homo o heterosexual, las diferentes formas de drogodependencia o las grandes ventajas y éxitos que derivan de la vida nocturna, el chantaje, el fraude, la extorsión o simplemente la mentira y todo ello dicho en un horario supuestamente protegido y con las mesas plenas de pasteles o bollos, y debatiendo con la boca llena, a mas no poder, para satisfacción de nuestros viejos profesores de urbanidad; y me preocupo.
Luego leo confundido que en una encuesta a nivel europeo, FISA o algo así, nuestra enseñanza ocupa un lugar mucho mas que manifiestamente mejorable; que nuestros niños y adolescentes no leen, y que escriben rematadamente mal, que tampoco atesoran conocimiento alguno, ni histórico, ni literario o matemático, geográfico o social, y me preocupo.
Pero entonces me cuentan que nuestras Administraciones son punteras en la apuesta por las nuevas tecnologías de la comunicacion y que incluso se reparten ordenadores, portátiles y gratuitos a cada niño en los colegios e institutos y eso me hace pensar que simplemente la educacion sigue hoy en día códigos y parámetros diferentes, de hecho, veo en television, y constato en mi entorno que un niño de nueve años se maneja en un ordenador como yo lo hacia con la bicicleta, y respiro; Entonces, por curiosidad, entro en mi ordenador, torpemente, y acudo a una de las llamadas redes sociales, y asisto como oyente a un "chat" de adolescentes, y veo sus "perfiles" publicados y sus conversaciones, y su lenguaje, o mejor dicho, su jerga, los temas que les preocupan y las soluciones que les dan y me asusta la presencia de los genes de la intransigencia, la megalomanía, e incluso la violencia, entre ellos o con sus padres y profesores o simplemente en la calle, y me preocupo.
Pienso, porque soy optimista, que lo superaran, que serán capaces de pasar por encima de la sociedad que les ofrecemos con sus tentaciones y mentiras, y que se darán cuenta, espero que a tiempo, de que nada de todo eso les reportara lo que buscan, y deseo que consigan aquello que todos sus mayores esperamos, y les deseamos, que se conviertan en la generación mas feliz de la historia.
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