Si tengo que decidir el lugar que me ha hecho sentir mas en Paz conmigo mismo desde que soy adulto no lo dudaría ni por un segundo; es un lugar ciertamente mágico y muy bello, y en el que se produce ese tan buscado crisol de culturas cada día, en cada uno de sus rincones y desde el mas modesto silencio, en los últimos mas de cinco siglos un magnifico ejemplo de tolerancia, y aun mas de verdadera Concordia entre hombres.
Decía el ilustre bloguero vasco Tellagorri, no hace muchos días, en un estupendo trabajo, a mi juicio, de desmitificacion de las diferencias raciales, que estas no existen, o que al menos no obedecen en su origen a criterios tan infantilmente adecuados a algunos propósitos políticos, y yo creo firmemente que es verdad y que la ciudad de Melilla es el ejemplo de ello; todos los días allí hablan y se relacionan y se aman y comercian entre si, árabes y judíos e indios y chinos y todos con españoles, y también como es natural se enfrentan y discuten, pero no lo hacen por motivos raciales o religiosos, sino por diferencias comerciales o rivalidades familiares y seculares.
Solo tenia veintiun años la primera vez que me asome a este complejo mundo, y tuve la suerte de aprender a sortear sus mil complejidades de la mano del hombre con el que mas he disfrutado, y junto a El aprendí los secretos del comercio, y de la relación abierta y franca con otras culturas, de El aprendí el respeto a la diferencia, y El me enseño que con cada minoría se puede convivir desde la naturalidad del conocer y hacer nuestras sus costumbres sin renunciar a las propias, sin imponerlas, solo dándolas a conocer con una sabia mezcla de naturalidad y convicción.
Con ese otro padre aprendí a abandonarme a la amistad y a la inocente travesura, con el olvide por Melilla y sus calles en una furgoneta, los muchos pesares que desde la distancia me asaltaban y sin el no hubiera sido, para bien o para mal, el que luego he sido.
No voy a ocultar que todos y cada uno de los melillenses, sea cual sea su raza, sufren y temen cuando casi siempre desde fuera se les utiliza como piedra arrojadiza de unos u otros, tan mezquinos unos como interesados los otros, desde Rabat o Madrid, desde las mezquitas mas radicales o las cavernas políticas menos cercanas, y entonces juntos los melillenses desean el habitual olvido que al final les marca.
Melilla es ciudad abierta, sin tabús ni maldiciones, y en ella todos, sea cual sea su raza o cultura, se entregan, día a día, a su pacifica y tranquila vida teniendo como patrimonio ser un Crisol de razas.
Soy de Melilla y me da pena porque esta claro que a pesar de su cariño hacia mi tierra no interesamos al resto de los españoles y es una pena porque si nos conocieran cambiarian de idea y no la olvidarian.
ResponderEliminarGracias
Primero me gustaria decirle que la entrada ha tenido un muy alto nivel de visitas de los mas altos de este Blog y en cuanto a los comentarios tambien debo decirle que tambien ha tenido muchos y muy cariñosos en la otra Comunidad donde publico el blog, en la del Pais. Melilla es una parte mas de España y le interesa a todo el mundo lo mismo que cualquier otra como Vitoria o Castellon o Almeria. Gracias por su visita paisano.
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