TUNEZ VOLVERA, ¡ SUPONGO !

               Son pocos los casos, afortunadamente, en que un país, que ha conseguido ya vencer el subdesarrollo secular y su anclaje en la incultura y el ostracismo económico, ve como un solo hombre, rodeado de una cohorte de interesados adeptos, frustra su incorporación a la modernidad para conducirlo, nuevamente, a la senda de la degradacion económica y democrática, y haciéndole volver incluso a situaciones sociales mas propias de otras épocas y de otras latitudes y que ya habían sido felizmente superadas por la sociedad tunecina.
               Yo tuve la suerte de viajar a Túnez en 1988, un año después de la muerte del presidente Bourguiva y con motivo de mi viaje de boda, y aquellos diez días representaron para mi una de las mas agradables sorpresas que viaje alguno me ha proporcionado hasta hoy. Mi experiencia y conocimiento directos del mundo árabe en general, y del Magreb en particular se reducía a Marruecos, y en base a ello fije mis expectativas en torno a mi visita; como cualquier recién casado esperaba disfrutar de sus maravillosas playas de arena blanca y de las visitas a los fantásticos restos de su rica historia, los vestigios de Cartago y de una civilizacion africana avanzada y sofisticada, una de las mejores muestras, y mejor conservada de la arquitectura romana y los innumerables signos, religiosos o no, de su pasado y presente árabe y musulmán.
                Y encontré lo que esperaba y lo disfrute como muestran mis albumes de viaje, que ahora he vuelto a repasar, pero por encima de todo recibí el impacto de algo que no esperaba, la visión diaria y cotidiana de un Túnez moderno, desarrollado y culto que vivía su religión con profundidad pero también su libertad desde la normalidad mas rigurosa; los nuevos complejos turísticos que se multiplicaban hace veintidós años, eran servidos y gestionados de forma eficaz y profesional por una juventud tunecina, abierta e ilusionada con su futuro, eran correctos en el trato y preparados en su trabajo, no mostraban diferencias al visitante entre hombres y mujeres hasta el punto que podías ver mujeres, por primera vez en un país árabe, dirigiendo el trafico o conduciendo un autobús, siendo la jefa de recepción de tu hotel o la guia de las ruinas de El Jem.
                 El movimiento de vehículos en numero, conducidos insisto por hombres y mujeres, era mas cercano al que conocíamos de una ciudad como Granada o Toulouse, que al que habíamos visto en Rabat o Casablanca, y eso confería a Túnez una imagen absolutamente diferenciadora del resto de su entorno geográfico, sirviendo además de defensa frente a su mas que problematico entorno, Libia o Argelia, y manteniendo un puente con las mas beneficiosas influencias del Mediterraneo.
                 Estos días, veintidós años después de mi viaje, Túnez me ha vuelto a proporcionar una gran sorpresa, resulta que un solo hombre a quien no nombrare como tributo a mi desprecio, por interés propio y de unos pocos, ha destruido el trabajo ilusionado de millones de ciudadanos durante treinta años, en los que liderados  por otro hombre Habib Bourguiba, demostraron que el Islam puede ser y es compatible con el desarrollo , la modernidad y la democracia, a condición de interpretarlo desde la Libertad.